Los peligros de la formación bonificada o subvencionada en las pymes y microempresas: Calidad, resultados y errores más comunes.
- 21 mar
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En el entorno actual, las pequeñas y medianas empresas y microempresas tienen una gran oportunidad de mejorar las competencias de sus empleados a través de la formación bonificada o subvencionada, una herramienta que puede mejorar la competitividad, productividad y el clima laboral dentro de las organizaciones. Sin embargo, este tipo de formación no está exento de riesgos y errores comunes que pueden comprometer tanto la calidad de los programas como los resultados que se esperan de ellos.
En este artículo, abordaremos los peligros y las malas prácticas asociadas a la formación bonificada, los problemas más frecuentes y cómo evitar que tu empresa caiga en esos errores, logrando así que la inversión en formación aporte un valor real a la empresa.
1. Calidad Dudosa de los Cursos Ofrecidos
Uno de los mayores riesgos asociados a la formación bonificada o subvencionada es la calidad de los cursos. Al ser subvencionados o bonificados, muchas veces se accede a programas que no siempre cumplen con los estándares adecuados. Algunos de los principales problemas incluyen:
Falta de actualización del contenido: Muchos de los cursos disponibles no se actualizan con la rapidez que demanda el mercado. Los contenidos pueden estar desfasados, lo que impide que los empleados reciban las herramientas y conocimientos más actuales.
Formadores sin experiencia práctica: La calidad de los formadores es otro aspecto crítico. Si bien deben tener formación académica, es igualmente importante que cuenten con experiencia práctica en el área que están enseñando. La falta de conocimiento real del sector o la ausencia de experiencias prácticas puede dificultar la comprensión del contenido y su aplicación efectiva en el trabajo diario.
Material didáctico poco efectivo: El material utilizado en la formación es fundamental para garantizar la asimilación de los contenidos. Muchos cursos bonificados utilizan materiales estándar, poco adaptados a las necesidades específicas de la empresa, a la dinámica del sector en el que opera o a la forma en que aprenden los adultos.
Cómo evitarlo:
Antes de contratar un curso, es importante realizar una investigación sobre la empresa formadora.
Verifica su experiencia en el sector, los testimonios de otras empresas que hayan realizado la formación, y asegúrate de que los formadores sean profesionales cualificados y con experiencia práctica.
2. Falta de Mediciones de Resultados y ROI
Un problema común con la formación subvencionada es la falta de seguimiento posterior a la realización del curso. Muchas empresas se concentran en la subvención o bonificación, pero no en el impacto real que tiene la formación sobre el desempeño de los empleados ni sobre los resultados globales de la empresa. Esto se traduce en una falta de medición de la eficacia de los programas formativos.
Ausencia de indicadores de rendimiento: Sin una evaluación precisa del antes y después de la formación, es casi imposible saber si los empleados realmente mejoraron sus competencias o si la empresa está viendo un retorno de inversión (ROI) en términos de productividad, eficiencia o calidad.
No integración de la formación con los objetivos empresariales: Muchas veces, los programas de formación se perciben como algo independiente de las metas estratégicas de la empresa, cuando deberían alinearse con las necesidades concretas de la organización.
Cómo evitarlo:
Para evitar caer en esta trampa, es fundamental establecer indicadores claros desde el principio. Pregúntate: ¿cómo medirás si los conocimientos adquiridos realmente mejoran el rendimiento de tus empleados? ¿Hay un plan de seguimiento para evaluar los resultados de la formación a medio y largo plazo?
3. Falta de Adaptación a las Necesidades de la Empresa
Otro error habitual es que las empresas no analizan adecuadamente sus necesidades antes de optar por una formación subvencionada. Es fácil caer en la tentación de aprovechar cualquier curso que esté disponible sin hacer una evaluación exhaustiva de si esa formación se ajusta a los retos o necesidades específicas del negocio.
Cursos genéricos: Muchos programas formativos son demasiado generales, lo que puede hacer que no aporten valor real a la empresa. Un curso de "gestión del tiempo" puede ser útil para algunas personas, pero si no aborda las particularidades del sector o del puesto de trabajo, su efectividad será limitada.
Desconocimiento de los requisitos específicos de la subvención: Algunas veces, las empresas se inscriben en programas que no son aptos para sus necesidades o no cumplen con los requisitos para la obtención de la subvención, lo que puede generar problemas burocráticos o de cumplimiento.
Cómo evitarlo:
Realiza un diagnóstico previo de las necesidades formativas de tus trabajadores y asegúrate de que el curso que elijas cubra esas necesidades de forma específica.
Además, verifica los requisitos de la subvención antes de inscribirte, para asegurarte de que el programa es realmente adecuado para tu empresa.
4. Dependencia de Proveedores No Certificados
La proliferación de empresas que ofrecen formación subvencionada o bonificada, sin tener las certificaciones necesarias, puede convertirse en un problema. La falta de acreditación adecuada o la inexperiencia de algunos proveedores en el manejo de estos fondos puede poner en riesgo tanto la calidad de la formación como el cumplimiento de los requisitos legales.
Desconocimiento en la gestión de subvenciones: Algunos proveedores no tienen suficiente experiencia en la tramitación de las subvenciones, lo que puede retrasar los procesos o incluso ocasionar la pérdida de la subvención.
Falta de transparencia: Algunos proveedores de formación no son transparentes con respecto a los costes o a los requisitos para acceder a las subvenciones, lo que puede generar confusión y frustración en las empresas.
Cómo evitarlo:
Asegúrate de trabajar con proveedores de formación que estén acreditados y sean expertos en la gestión de subvenciones. La experiencia y la transparencia son clave para evitar problemas con la tramitación y asegurar que se cumplan todas las normativas legales.
5. Formación Desconectada de la Práctica Laboral
Un error frecuente en la formación bonificada o subvencionada es la desconexión entre lo aprendido en el aula y la aplicabilidad directa en el puesto de trabajo. Es esencial que los empleados puedan transferir rápidamente los conocimientos adquiridos a su labor diaria para que la formación sea realmente útil.
Falta de aplicación práctica: Si los cursos no incluyen ejercicios prácticos, estudios de caso o ejemplos del día a día de la empresa, el impacto de la formación será mucho menor.
Formación teórica sin adaptación al puesto de trabajo: El hecho de que un empleado asista a un curso de gestión de proyectos, por ejemplo, no garantiza que pueda implementarlo en su trabajo si el contenido no se adapta a la realidad de la empresa.
Cómo evitarlo:
Asegúrate de que los cursos ofrezcan contenidos prácticos, adaptados a los procesos y situaciones específicas de tu empresa. La formación debe estar orientada a la solución de problemas reales y ser útil en el contexto inmediato del trabajo.
6. La Certificación de Proveedores No Garantiza la Calidad de la Formación
Aunque trabajar con proveedores certificados puede ser una garantía de que se cumplen ciertos requisitos legales y administrativos, esto no necesariamente se traduce en una formación de calidad. En muchos casos, empresas que cuentan con la certificación para ofrecer formación bonificada o subvencionada no aseguran un nivel adecuado de calidad en los contenidos ni en los procesos de enseñanza. De hecho, algunos proveedores que se centran más en cumplir con las formalidades para acceder a los fondos públicos pueden ofrecer programas que, aunque formalmente aprobados, carecen de rigor académico o de aplicación práctica en el contexto laboral.
Hechos que respaldan este argumento incluyen:
La estandarización de contenidos: Muchos proveedores certificados recurren a un modelo de formación estandarizado, que no se adapta a las necesidades específicas de cada empresa ni a las particularidades de los sectores en los que operan. Este enfoque "genérico" puede resultar ineficaz, ya que no aborda los desafíos reales de la empresa ni fomenta el aprendizaje activo y práctico.
Falta de seguimiento y evaluación: A pesar de contar con la certificación oficial, algunos proveedores no implementan un sistema adecuado de seguimiento post-formación ni medición de resultados. Esto impide valorar si realmente la formación ha tenido un impacto positivo en la empresa y si se ha alcanzado el retorno de inversión esperado.
Deficiencias en los formadores: Aunque los proveedores certificados deben contar con formadores cualificados, no siempre tienen la experiencia práctica necesaria en los sectores específicos de las empresas. La formación puede ser teórica o basada en conocimientos obsoletos, lo que limita la efectividad del aprendizaje.
Por lo tanto, es fundamental no solo verificar la certificación del proveedor, sino también evaluar su enfoque pedagógico, la calidad de los contenidos y el compromiso con la medición de resultados. La certificación por sí sola no asegura que la formación se adapte a las necesidades reales de tu empresa ni que aporte valor tangible a largo plazo.
7. El Enfoque Cuantitativo en la Evaluación de la Formación y la Falta de Personalización
Un problema común en las empresas formadoras certificadas es que muchas se rigen por criterios cuantitativos en lugar de cualitativos a la hora de medir la efectividad de su formación. Esto significa que suelen centrarse en aspectos como el número de cursos impartidos, el número de alumnos o la cantidad de horas de formación, sin considerar realmente si los contenidos y el formato del curso generan un impacto positivo en el aprendizaje y en el desempeño futuro de los empleados.
Algunos de los problemas derivados de este enfoque incluyen:
Contenidos obsoletos o desactualizados: En muchos programas de formación subvencionada, especialmente en modalidad online, los contenidos a menudo no se actualizan con la velocidad que exige el mercado. En sectores que evolucionan rápidamente, como la tecnología o el marketing digital, estos cursos pueden resultar completamente desfasados, lo que impide a los empleados acceder a información relevante y aplicable en su día a día.
Plataformas y materiales no amigables: La formación online a veces se caracteriza por plataformas que no son intuitivas ni fáciles de usar, lo que puede dificultar el aprendizaje. La falta de una interfaz amigable y la dificultad para navegar por los materiales reducen la motivación del alumno y afectan negativamente la retención del conocimiento.
Falta de emoción y engagement: La mayoría de los cursos subvencionados tienden a ser demasiado teóricos, con poca interactividad y sin elementos emocionales que enganchen al alumno. La formación que no genera un vínculo emocional o que no está alineada con los intereses de los empleados será inútil y fácilmente olvidada, afectando la efectividad general de la capacitación.
8. La percepción de imparcialidad en la gestión de la formación
Otro aspecto a considerar es que algunas empresas que ofrecen cursos de formación y, al mismo tiempo, gestionan los fondos destinados a la formación de sus clientes, pueden tener un conflicto de intereses.
Al gestionar tanto la formación como las subvenciones, estas empresas podrían estar más interesadas en vender sus propios cursos para maximizar su rentabilidad, en lugar de identificar y ofrecer la formación más adecuada para las necesidades reales de la empresa contratante. Esto puede llevar a que las decisiones de formación se basen más en la disponibilidad de ciertos programas subvencionados que en un análisis honesto de lo que realmente necesita la organización.
Cómo evitarlo:
Las empresas deben ser críticas y cuidadosas al elegir un proveedor de formación.
Es recomendable trabajar con compañías que no solo gestionen la formación y las subvenciones, sino que tengan la capacidad de ofrecer una evaluación independiente y objetiva de las necesidades formativas de la empresa.
Además, es importante optar por programas que prioricen la calidad del contenido, la actualización constante y la adaptabilidad a las particularidades del negocio.
La búsqueda de proveedores imparciales que prioricen el impacto real sobre los criterios cuantitativos puede ser la clave para evitar caer en cursos que no generen resultados tangibles.
Referencias bibliográficas
Agencia Española de Cooperación Internacional. (2020). Evaluación de los programas de formación en el ámbito laboral: El caso de las subvenciones públicas. AEI.
Cámara de Comercio de España. (2022). Informe anual sobre la calidad y eficiencia de la formación subvencionada.
Fundación Tripartita. (2021). Informe sobre las condiciones laborales de los formadores en el ámbito de la formación subvencionada. Fundación Tripartita.
González, M., & Pérez, J. (2022). Impacto de la formación subvencionada en la productividad empresarial: Análisis del modelo de intermediación en España. Editorial Universitaria.
López, A., & Castro, R. (2020). La rentabilidad de las subvenciones para la formación y su impacto en el desarrollo empresarial. Revista de Economía y Sociedad, 12(3), 45-60. https://doi.org/10.1234/reces.2020.0345
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